La derecha española entre 1898-1936 y en especial durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera y la II República, la CEDA, Acción Española, etc., tenían y tienen un interesantísimo contenido doctrinal que merece más atención por parte del tradicionalismo y nos pueden ofrecer pistas interesantes para la situación de hoy. Eduardo Aunós como ministro del Trabajo de Primo de Rivera hizo un brillante trabajo para un régimen corporativo, mucho mejor que lo diseñado por Franco y su influencia tan estatista falangista posteriormente. Se le ha olvidado injustamente pero fue brillante y muy real su proyecto corporativista, influido por el catolicismo social, el tradicionalismo, el regeneracionismo y el krausismo.
Por su parte, en cuanto a la CEDA, a veces se le crítica demasiado duramente por parte del tradicionalismo pero su ideario era muy decente, católico, corporativista, antiliberal incluso, aunque aceptaba la legalidad republicana como un mal menor y desde allí pretendía restaurar el derecho público cristiano en todo lo que fuera posible. Esa opción era lícita y no merece ser descalificada sin más. El contexto cambió en 1936 con la radicalización de la izquierda y el Frente Popular y allí la alternativa de un Alzamiento contra la II República se volvió muy real y necesaria, ante los gravísimos atropellos rojos del Frente Popular y la sovietización de España. Acción Española por su parte hizo un BRILLANTE trabajo doctrinal de elaboración de un tradicionalismo actualizado, con influencias carlistas y alfonsinas tradicionalistas, profundamente antiliberal y corporativista, para una España católica fuerte, unida y con justicia social. Que estupidez la de hoy de imitar toda la tontería anglofila liberal conservadora o libertaria teniendo tanta riqueza en la derecha española histórica. Era una derecha comprometida con la justicia social, la lucha contra el capitalismo liberal, la usura, en defensa de la primacía de la religión católica, el principio de autoridad, el orden, la Tradición. Nada que ver con la porquería liberal americanizada. Es muy frustrante estudiar como el franquismo perdió tantas oportunidades históricas para establecer una verdadera democracia orgánica corporativa. Había una mezcla extraña de tendencias tradicionalistas, falangistas fascistizadas y hasta cierta democracia cristiana. No es que el corporativismo fuera inexistente en la España franquista, sino que estaba supeditado al Estado, era un corporativismo más bien de Estado y fuertemente limitado por la organización sindical vertical falangista y el principio autocrático de Franco. La tríada "familia, municipio y sindicato" además es errada, omite las Regiones y los Fueros y es en extremo centralista.
Pero sí hubo en teoría representación orgánica en las Cortes, aunque SIN mandato imperativo propio del régimen corporativo y con una sobre representación del poder sindical falangista, controlado por el mismo Estado. Y así se llegó al triste epílogo de Franco, la traición de Juan Carlos y la Constitución de 1978. El corporativismo a diferencia de Portugal no tenía enraizamiento orgánico sino que era un híbrido extraño nunca terminado del todo de desarrollar.
Los años 40 fueron una década perdida en todo sentido, puro estatismo cuasi totalitario, fascistizado total, muy ajeno al corporativismo tradicional. Pienso que se necesita Estado en la modernidad pero no un Estado al modo de los falangistas sino un Estado corporativo real, con organicismo social que limite el poder absoluto del Estado. Al franquismo se le pueden criticar muchas cosas pero es injusto criticarlo por los avances sociales y la protección social que ya uno quisiera en esta era, que permitía mantener familias católicas con dignidad. Habría sido mejor que fuera más corporativo que estatista sin dudas. Los mayores logros del franquismo fueron la protección social y aplicación de la doctrina social de la Iglesia. Había representación orgánica pero mediada por el principio autocrático de Estado. En cambio en lo ideológico político fue un fiasco, sin contenido doctrinal serio.
Pero acusar que atacaba la subsidiariedad me parece una crítica incluso filo liberal al franquismo, acá en Chile se ha abusado de la subsidiariedad para defender políticas económicas y sociales ultra liberales. Sí entiendo la sociedad orgánica y todo eso pero era inviable en 1960. Guste o no las sociedades modernas son de masas ; aplicar un corporativismo puro de sociedad sin Estado es inviable por eso las fórmulas mixtas de corporativismo entre Estado y sociedad o de neocorporatismo son más exitosas para aplicar la idea de sociedad orgánica en el siglo XX. Pudo ser mejor el corporativismo y organicismo franquista, sin duda, con menos burocracia y peso del Estado, con representación orgánica más pura y competencias de los cuerpos intermedios, con un régimen foral quizás, incluso. Pero replicar el modelo puro de organicismo, inviable. Y entre la inexistencia de servicios sociales y protección social y laboral y la existencia de estos, siempre es preferible que existan y que la economía sea mixta como lo fue en el franquismo. E igual se requerirá Estado, no se puede soslayar el problema del Estado en la modernidad, es necesario, incluso inevitable en el realismo político.
Pretender restaurar todo el orden pre moderno es imposible en una sociedad de masas. La derecha española ya del tardofranquismo, cometió un gigantesco suicidio. En los años 40, 50 e incluso 60 tenía una altísima densidad intelectual, para que decir de la derecha de la era de la II República con Acción Española, eso era verdadera "Batalla cultural", no la tontera libertaria de hoy. Eran maestros de doctrinas tradicionalistas y conservadoras "no liberales", organicismo social corporativista, principio de autoridad y orden, libertad cristiana, justicia social, ideas monárquicas, etc. Pero la tecnocracia y el europeísmo hicieron lo suyo y la derecha española se volvió una mierda de derechita economicista tecnocrática post franquista reflejada por Fraga y Alianza Popular, sin ningún contenido real, puro conservadurismo liberal burgués, en extremo americanista y atlantista. Y dejaron atrás, en el olvido a legiones de pensadores brillantes del corporativismo y la Monarquía católica, no solo carlistas(aunque fueron los más brillantes). Bibliotecas enteras de estos temas se escribieron durante el franquismo y todo quedó en nada, olvidado y dejado de lado por la escoria de Juan Carlos de Borbón, Fraga y los traicioneros tardofranquistas que hicieron la Transición.
En materia de corporativismo económico, las experiencias corporativas del siglo XX tendieron a ser más pro Estado, lo que no considero intrínsecamente malo pero sí que puede tener ciertos problemas. En efecto, la España franquista de los años 40, el primer franquismo, fue en exceso estatista, demasiado, por influencia falangista, incluso "fascistizada", no fascista pero sí fascistizada, y se aplicó un riguroso corporativismo de Estado sin auténtica representación orgánica, sino mediante el sindicato vertical. No funcionó por el exceso de estatismo y burocracia. Fueron años muy duros, además hubo un bloqueo terrible de los vencedores de 1945 y las consecuencias de la guerra civil que destruyeron la economía. Pero ya en los 50 y más en los 60(muy exitosos en lo económico), se abrió levemente la economía, sin dejar lo sustancial del proteccionismo y un semi corporativismo de Estado mediante el sindicato vertical, ya no tan corporativo pero sí muy eficaz. Se aplicó muy bien la doctrina social de la Iglesia y se hicieron cosas magníficas en lo social y económico, demostrando la viabilidad de una alternativa social católica.
En Portugal en cambio, el corporativismo fue más real y menos estatista pero igual en la dirección económica el Estado jugó un papel muy importante en los años 30 y 40 y no fue tan beneficioso ese punto para el crecimiento económico pero sí dio estabilidad y orden. Sin dejar el corporativismo, en los 50 y 60 se abrió levemente la economía y los resultados fueron muy buenos, muy buenos, similares a lo sucedido en España, con importantes políticas de inspiración social cristiana.
Eso demuestra que el corporativismo tan estatista no funciona bien pero sin dejar un corporativismo incluso sustentado en el Estado, se puede alcanzar un óptimo resultado abriendo moderada y prudentemente la economía, en lugar de la autarquía pura, una prudente apertura al mercado sin dejar la protección social y la dirección estatal económica en lo general. Ese resultado es el óptimo para el corporativismo social y económico.
El corporativismo no tiene como fin primario ser un país en extremo rico ni acelerar el comercio, sino PROTEGER FORMAS DE VIDA TRADICIONALES Y ORGÁNICAS DE LA COMUNIDAD, es proteger la sociedad de la vorágine capitalista liberal, algo que ningún liberal entenderá y desarrollar prudentemente la economía sin que esta termine fagocitando a la sociedad. Pero eso para los liberales es "ineficiencia". En Austria en cambio el corporativismo duró muy poco por la invasión hitleriana para tener resultados concretos determinables, lo mismo en la Francia de Vichy, que apenas tuvo aplicación práctica y quedó todo dependiente de la ocupación alemana.
En la Italia fascista el corporativismo de Estado, completamente estatista, tuvo sus éxitos pero dudo que se hubiera proyectado demasiado más, la guerra los hizo fracasar, era un corporativismo básicamente usado como medio de planificación económica estatal y no de auto regulación de la economía por los interesados, porque los órganos corporativos todos eran sucursales del Estado. Pero no se puede decir que haya sido un fracaso la experiencia corporativa italiana incluso fascista.
En la Alemania hitleriana el "corporativismo" sí que era una fachada del más craso estatismo totalitario, y las políticas económicas tuvieron éxitos en acabar con la crisis y el desempleo en tiempo record, promover un masivo rearme y campaña bélica y en parte en luchar contra la usura pero todo a costa de un masivo totalitarismo insano y nada cristiano.
Otras políticas semi corporativas han sido exitosas como en la Alemania de Adenauer mediante la cogestión y representación sindical mixta, algo que en Chile llamarían "socialismo"los Kaiser y cia, o en la Francia de De Gaulle con cierta descentralización y políticas económicas mixtas negociadas con sindicatos, incluso en Suecia políticas parecidas se aplicaron, a esto se le denomina "Neo corporativismo" o "Neo corporatism", que no deja de tener interés para el presente. Es una economía mixta, altamente sindicalizada, con intervención económica del Estado y mesas tripartitas de negociación entre los propietarios, los trabajadores sindicalizados y el Estado.
Quizás hoy no es viable un régimen corporativo como lo era hace 100 años atrás, pero sí son viables formas de neo corporativismo o neo corporatismo como algunos lo llaman, y esas políticas y formas de organización social deben ser estudiadas seriamente. Consejos Económicos y Sociales son una buena forma de avanzar hacia un neo corporativismo, con representación orgánica y funciones consultivas, participando de grandes acuerdos y negociaciones político-sociales. De alguna manera en países europeos como Suecia o Alemania hay algo de eso aún, pero debilitado tras el neoliberalismo de los 90 y 2000 y el progresismo postmoderno y la ideología de la "sociedad civil" progre que disuelve toda identidad en conflictos y fragmentación.
El tradicionalismo como alternativa metapolítica debe estudiar esto. Si bien el tradicionalismo político (especialmente el carlismo español), es la más perfecta y hermosa fórmula doctrinal de los tiempos modernos, y la más acorde al catolicismo político, no es la única legítima para un católico, cierta democracia cristiana conservadora(y autoritaria) o el conservadurismo social cristiano, incluso el nacionalismo católico, pueden ser válidos. Nunca lo será la fórmula católica liberal, sea en su versión francesa "iluminista" o la versión más difundida hoy en la "Nueva Derecha", la del catolicismo whig anglosajón, "libertario", porque las premisas del liberalismo suponen la negación de todos y cada uno de los principios jurídico políticos, antropológicos y filosóficos del catolicismo.
En todo caso, y esto es lo central de mi mensaje, la validez de las formas políticas es meramente contingente, accidental y sobre todo prudencial. Pensar en unas formas políticas ideales aplicables en todo tiempo y lugar es una desviación bastante común en el carlismo y eso es ideología, ideologizar algo que es contingente y prudencial ,transformado en universal y necesario. Olvidan la naturaleza del razonamiento práctico según lo enseñado por Santo Tomás y caemos en la modernidad y sus ideologías, es la misma forma de pensar que tienen los juristas y filósofos del derecho natural racionalista, y absolutizan lo que puede ser muy bueno en principio, pero bajo cierto contexto, olvidando que la política es ante todo el arte de lo posible dirigido en torno al bien común y haciendo de la política el arte de lo imposible y aun utópico. El bien común se resiente de las utopías, por más tradicionalista que sea y acorde al orden natural, no es la razón especulativa la que opera en la política, sino la razón práctica.
Normalmente lo que funciona es un cierto eclecticismo como el de Oliveira Salazar, Franco o Dollfuss. Las fórmulas ideales no existen en la realidad concreta, porque es mudable y contingente. El carlismo lamentablemente no quiere entender esto y se encierra demasiado, el caso más típico fue la obstinada oposición a colaborar con Franco en lo que era legítimo incluso. La actitud que debemos celebrar es la del Conde de Rodezno o Víctor Pradera más que la de Fal Conde. La aplicación rígida y muy dogmática de principios políticos y doctrinales es al final ideología. El tan denostado "accidentalismo" al final es la correcta y certera comprensión de lo político como arte dirigido al bien común utilizando los medios posibles. Esa es la razón por la cual soy tan pro Rusia y Putin, porque comprendí que es el mayor bien posible en la actualidad dado que no hay posibilidad alguna de restauraciones monárquicas tradicionalistas en Occidente y sin que Putin mismo sea un tradicionalista(no lo es)sino un conservador iliberal, autoritario, ruso clásico.
Es preferible el bien posible al bien perfecto, la naturaleza prudencial de lo político transforma al bien perfecto cuando se intenta su rígida aplicación incluso en un mal. Eso habría pasado de aplicar rígidamente el corporativismo puro propuesto por el carlismo y al tratar de desmantelar el Estado para restaurar la comunidad política natural. Pudo ser mejor y mucho mejor la aplicación de las ideas corporativas por Franco, sin duda, que hubieron errores y excesos estatistas, no lo niego, pero de ahí a condenar hasta la Seguridad Social por invocar el "principio de subsidiariedad" me parece ideológico y utópico, no comprenden que la sociedad de masas llegó para quedarse y el Estado fuerte es la defensa contra los abusos del capitalismo. El Estado de bienestar no es el ideal cristiano, el ideal cristiano es el Estado corporativo cristiano, el solidarismo cristiano, el comunitarismo cristiano.
Pero creo que ante la imposibilidad de aplicar íntegramente el catolicismo político, es legítimo defenderlo como bien posible. Después de todo, he llegado a la conclusión de que el posibilismo es la única forma prudente de promover la filosofía política para un tradicionalista que no quiera ser pieza de museo, como es mi caso. El Estado Social o de bienestar presupone una filosofía ajena a la doctrina católica y en algunos puntos hasta contradictoria, pero menos grave y radical su ruptura que el Estado liberal o neoliberal tipo Thatcher, Reagan ,Friedman, Hayek etc. Esa filosofía individualista y radicalmente nominalista, brutalmente capitalista ,es la más absoluta destrucción de la sociedad no solo cristiana sino mínimamente humana y decente. Es mucho más destructivo para la vida social, el ideal neoliberal de Thatcher que el Estado intervencionista de Francia o Alemania hacia 1970, porque el neoliberalismo presupone el atomismo social absoluto.
El Estado Social presupone un comunitarismo forzado artificial pero de todos modos, reconoce la existencia de lo comunitario, mientras que los neoliberales la niegan de plano y lo reducen a la mera conciencia subjetiva. De ahí que el neoliberalismo sea el mejor terreno propicio para fomentar todas las porquerías de la sociedad contemporánea, el progresismo, etc. El Estado de bienestar puede y debe ser encauzado hacia una filosofía conservadora y cristiana, corregido de sus excesos intervencionistas y defendido frente a los neoliberales. Referentes aquí son Franco, Salazar, De Gaulle, Adenauer, los blue labour y los red tories, los demócratas conservadores de la era Roosevelt, y hoy en día, con matices, Orban, Putin y Duda. Finalmente, y en síntesis, un Estado de bienestar que respete la subsidiariedad es el ideal corregido del Estado social, porque tampoco es sano un Estado en extremo invasivo de toda la sociedad.