Algunas de las objeciones que se han recibido contra la doctrina católica en materia de interés y usura, se resuelven acudiendo a la doctrina de los justos títulos extrínsecos al préstamo de dinero, títulos tales como el daño emergente y según algunos autores escolásticos, el lucro cesante próximo en ciertos casos. Pero otros títulos eran muy discutidos y generalmente rechazados como el peligro de la suerte(periculum sortis) o incluso la mora. No había unanimidad en la doctrina escolástica de los justos títulos pero lo más aceptado era el daño emergente y ciertos casos de lucro cesante en la neo escolástica española más bien.
El problema es que en la economía contemporánea no estamos en una situación de transacciones e intercambios individuales sino muy masivos y casi automáticos, es el predominio absoluto de la técnica y una tiranía. No parece una solución razonable en lo posible, aplicar en toda su radicalidad la doctrina católica del interés ni siquiera con la atenuación de los justos títulos porque cuesta mucho saber si estamos en presencia o no de justos títulos. Por eso algunos autores afirman que en la economía contemporánea se presumen los justos títulos en general, salvo el interés excesivo, porque siempre habrán oportunidades de inversión y negocios, es decir, coste de oportunidad.
La solución que propongo es limitar profundamente el mercado de capitales que no es sino un eufemismo para la especulación financiera más absoluta e injusta y volver en parte a la situación anterior al auge del mercado de capitales al amparo del desgraciado neoliberalismo de 1980. En ese capitalismo moderado el mercado de capitales estaba mucho más moderado y restringido, se distinguían bancos de inversión y bancos de consumo, y habían más restricciones a la usura que los malditos economistas de Chicago destruyeron porque "obstaculizaban el mercado". No es lo ideal pero se asemeja a la tolerancia que la Iglesia tuvo con la esclavitud en los primeros siglos de la Iglesia. Si ni siquiera en la plenitud de la Edad de la Fe se pudo desterrar del todo el mal de la usura, mucho menos ahora en una sociedad apóstata. La economía contemporánea está en tal grado de degeneración y perversidad, gracias a la absolutización que de ella hizo la generación de necios economistas de 1980-1990 y no se puede retomar un orden natural ideal en la economía de modo razonable sin causar más daño.
La solución del Derecho Romano tardío, compilado por Justiniano e influido por el cristianismo, consistió en limitar el cobro de intereses, en general en torno al 6%, pero sin anatocismo hasta donde tengo entendido, a diferencia del Chile actual. A veces he llegado a pensar que fue más práctica que la del Derecho Canónico, porque prohibía la usura a los cristianos pero los judíos se transformaron en un poder financiero absoluto y con las consecuencias negativas que de eso se siguió. Aparte que la propia Iglesia ya renacentista estaba demasiado cercana a banqueros como los Medici, que no tengo idea como podían exculparse del pecado de usura ante Dios.
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