En el núcleo del alma rusa, yace el sentimiento mesiánico del mundo, cósmico y universalista, de instaurar el reino de Dios en este mundo y de Rusia como el vehículo para dicho fin. Una Rusia que renuncie a esa idea mesiánica, como la pensada por Gorbachov y Yeltsin, y los reformadores liberales de 1990, no es Rusia, es un apéndice de Occidente. Desde los precedentes en la antigua Rus de Kiev medieval, hasta culminar en la proclamación en el siglo XV, de la idea de "Moscú como la Tercera Roma" tras la caída de Bizancio, toda la historia de Rusia es la búsqueda de esa "Idea rusa" mesiánica, a menudo no realizada en la historia, en especial a partir de la perniciosa y tiránica occidentalización de Pedro el Grande y la imposición brutal de la servidumbre en Rusia, más aún con la sujeción estatal de la Iglesia Ortodoxa, siguiendo el modelo prusiano-luterano(!). Pero en el pueblo, la conciencia nacional y popular rusa siempre fue mesiánica, el pueblo que portaba la luz de la Ortodoxia frente a Occidente, caído en la apostasía.
Creo que Dios ha preparado al pueblo ruso para una misión escatológica final en los tiempos del Anticristo, toda la conciencia rusa apunta en esa dirección. El profundo despertar de la conciencia y la cultura rusa en el siglo XIX, en reacción contra la Revolución y la occidentalización liberal, siguiendo en eso a los románticos alemanes y contrarrevolucionarios franceses, fue una teorización de algo vivido durante siglos por el pueblo ruso. La derrota de Napoleón a manos de los rusos profundizó esa idea mesiánica rusa, que se proyecta cada vez más durante el siglo XIX. Si bien había una tendencia, más Estatal-monárquica, centrada en la legitimidad monárquica y otra más popular, propiamente la de los eslavófilos, ambos concordaban con la idea rusa.
Los revolucionarios de izquierda también tenían a su manera, la idea rusa mesiánica, sobre todo los populistas rusos, una suerte de socialismo campesino. La eslavofilia rusa evidenció que el principio matriz de Rusia era la "sobornost", algo así como el "colectivismo popular-religioso", complementado con la "obschina", la comuna campesina, esa era el alma de Rusia, mientras que la "nacionalidad oficial" enfatizaba el poder estatal fuerte(derzhavnost) y la autoridad monárquica. Todo se resumía en la tríada de Uvarov, en respuesta a la Revolución Francesa y los decembristas de 1830, "Ortodoxia, Autocracia, Nacionalidad", epítome y síntesis de todo auténtico conservadurismo ruso. La genialidad de los literatos rusos como Dostoyevski, Gogol y Tolstoi marcó el alma rusa y profundizó el sentido mesiánico de la cultura rusa, llegando a las alturas místicas en la prosa de Dostoyevski, acerca de la misión universal de Rusia.
Pero las tensiones fuertes en el Imperio Ruso, a raíz de la cuestión de la servidumbre primero, y luego del surgimiento del capitalismo en Rusia, llevaron el escenario a la Revolución fatídicamente. Rusia no fue capaz de desarrollar en su totalidad el "camino ruso", los intereses de los nobles y propietarios fueron un obstáculo para ello. Esa misma nobleza occidentalizada y hasta traicionera, que hablaba francés incluso. De esa nobleza llegó la contaminación occidental moderna. Solo hubieron esbozos para desarrollar el "camino ruso autóctono" en tensión constante con el desarrollo capitalista ruso, tentativas de reforma fracasadas como las de Stolypin, etc. No obstante, hacia 1900, poco antes de la Revolución de 1917, en toda Rusia, la conocida como "edad de plata", fue una brillante producción masiva de cultura y arte, una explosión del sentido mesiánico, la conciencia religiosa rusa, etc. Pero fue efímero, pronto llegará la Revolución bolchevique, que fue una inversión satánica del sentido mesiánico ruso, ya no para el reino de Dios en la tierra, sino como decía Berdiayev, para la hermandad en el reino del Anticristo en la tierra. Las tensiones no resueltas en el Imperio Ruso más la coyuntura del fracaso militar de la Primera guerra mundial, llevaron a la gigantesca tragedia de 1917. El bolchevismo temprano fue verdaderamente un régimen satánico sin más, lleno de odio infernal hacia Dios, la Iglesia, la religión, etc., cumpliendo las peores profecías de Dostoyesvki mismo. Lenin en todo caso fue ruso, pero corrupción del espíritu mesiánico ruso hacia el comunismo, por eso siempre he dicho, Rusia está, entre el Anticristo y la Iglesia y la Revolución de 1917 lo demostró.
Aún así, tras algo tan occidental como el marxismo y su materialismo, su ateísmo, su progresismo, etc., se mezclaba en el pueblo el sentido ruso de justicia popular y para muchos rusos, fue otra experiencia mesiánica, el reino de Kitezh en la historia, encarando en la tierra rusa. Se volvió así, sobre todo con Stalin, a la idea de Tercera Roma, ahora la Tercera Internacional, como constructora del comunismo y el primer país en implementarlo. Stalin en algunas cosas fue un regreso a los valores tradicionales rusos y en otras fue el más terrible despotismo bolchevique, hasta la Gran Guerra Patriótica de 1941, un enemigo implacable del Cristianismo, un Nerón, un Diocleciano rojo. Y resulta que en el substrato, Rusia seguía siendo la misma vieja y eterna Rusia, tras toda la basura marxista leninista, la infamia de la década de 1920s y 1930s, el terror masivo, el Gulag, la colectivización, etc., había algo ruso aunque deformado por el marxismo. Todo lo grande y heroico que hizo la URSS fue el alma rusa en su interior, todo lo abominable de la URSS, fue el marxismo leninismo occidental al final. Por eso para un ruso no es posible rechazar del todo a la Unión Soviética pero mucho menos es posible aceptarla del todo, hay mucho de diabólico en ese régimen y mucho de auténticamente ruso también, es un asunto complejo que el anticomunismo simplón no logra ver.
Jruschov fue un intento de volver a la ortodoxia marxista leninista pura, incluso cuasi trotskista, por su odio antirreligioso, que recordaba incluso al de 1930-1941, cerrando muchas iglesias que fueron reabiertas entre 1941-45, y reforzando el odioso ateísmo marxista oficial. Brezhnev fue el punto clave. Básicamente la literatura rusa, oficial o tolerada y clandestina en samizdat, fue una enorme explosión de discusiones sobre el alma rusa, el mesianismo ruso, el nacionalismo ruso, etc. Incluso Dostoyevski fue en parte rehabilitado en esta época, los viejos autores eslavófilos y de la edad de plata eran estudiados a fondo y se produjo una gran cantidad de escritos tanto de nacionalismo ortodoxo ruso oficial, tolerado o incluso fomentado por el régimen como del nacionalismo ortodoxo clandestino y disidente.
Pero la KGB, guardiana de la ortodoxia marxista, vio el peligro que significaba el nacionalismo para el régimen y actuó de modo represivo, con mayor fuerza a veces y en ocasiones tolerando, esa ceguera ideológica marxista fue fatal para la supervivencia de la URSS porque hacia 1975 muy pocos creían realmente en el Comunismo. Y la amenaza occidental liberal del mundo tecno-científico, capitalista, era no tanto a la ideología marxista, con quien compartía su misma visión de mundo positivista y materialista, sino a la existencia de Rusia, lo que la era Yeltsin demostró. Los marxistas verdaderos estaban más cerca de los liberales occidentalistas rusos, los nacional-comunistas de marxista tenían bien poco y estaban a menudo aliados con los nacionalistas ortodoxos rusos. Incluso Shafarevich, un gran anticomunista, se alió con Ziuganov y muchos otros para confrontar a Yeltsin en 1993.
Con Gorbachov, la glasnost permitió incrementar aún más la libertad para la discusión de estas ideas eslavófilas pero también las ideas liberales, el marxismo reformista socialdemócrata, etc., un espíritu de sujeción y sumisión a Occidente muy vergonzoso, un sentido derrotista de la historia rusa ,etc. Gorbachov al final permitió la destrucción de Rusia como Imperio y su remate literal, al mejor postor occidental en los años 90. Todo lo que habría podido salvar la existencia de la URSS, la alianza entre el nacionalismo ortodoxo ruso y sectores nacional comunistas soviéticos, fue destruido y con ello aún hoy Rusia paga caro esa traición. Yeltsin fue un genocidio sin más del pueblo ruso y el más repugnante traidor de la historia rusa. Putin a mi juicio ha sido demasiado blando para restaurar lo que debe ser restaurado pero ha dado pasos muy correctos, lentos, pero seguros, aunque quisiera más radicalidad. El problema es que la URSS con su materialismo ateo creó una sociedad de consumo occidentalizada que estaba poco apta para ideas nacional-ortodoxas y quería imitar en todo a Occidente. Yeltsin es un hijo legítimo del marxismo soviético, del espíritu progresista y secularista ateo, de su materialismo. Son muchas las cosas de Rusia hoy que me preocupan, el alto número de abortos y divorcios, la penetración de la peste occidental liberal, el alcoholismo, la degradación, la élite traicionera, el capitalismo mismo en Rusia, pero aún así veo en Rusia el camino a seguir y el Katehon como Tercera Roma, lo que me lleva a apoyar incondicionalmente a Putin, que literalmente salvó a Rusia de ser balcanizada y destruida en todas sus partes.
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