martes, 22 de octubre de 2024

Notas contra las "Cinco rupturas" de Elías de Tejada

Estudiando el Dominium en la neoescolástica española he descubierto problemas grandísimos por influencia del nominalismo y voluntarismo precedentes. Casi toda la concepción liberal individualista del Derecho, está en potencia allí, como ha demostrado Paolo Grossi. Es aún peor de lo que pensaba, la autonomía de la voluntad del contrato y la propiedad liberal, que se pretende kantiana, está en germen allí. No en todas sus consecuencias pero las premisas ya están en Vitoria y de Soto.

Un tradicionalismo muy común, casi infantil incluso, que cree que no ha habido ninguna gran culpa ni responsabilidad de la propia Iglesia en el surgimiento de la modernidad, como herejías dentro del Corpus. Y señalo expresamente la visión simplista de las Cinco Rupturas de Elías de Tejada como algo absolutamente insostenible y burdo, todas las fuentes de las Cinco Rupturas son fuentes católicas, desviadas sí, pero fuentes dentro de la teología católica.

Una creencia demasiado fuerte en el tradicionalismo reduce todos los males a Lutero y pretende que la Iglesia estuvo mayormente exenta de los males modernos hasta la época de San Pio X y que resurgieron a fines del pontificado de Pío XII y abiertamente con el Concilio Vaticano II. Pero en realidad para el estudioso serio y no el repetidor de propaganda carlista, Santo Tomás de Aquino vino a ser el ÚLTIMO epígono de una Cristiandad que se apagaba en sus fundamentos metafísicos y teológicos y que por inercia de una civilización brillante se mantuvo siglos. Y sí, acuso a mucho del neotomismo desde Cayetano, de Seinsvergessenheit, olvido del Ser por esencialismo y pérdida de la existencia y la armonía ente-essentia tan típica del Aquinate.

El tradicionalista recalcitrante más abierto a entender estos problemas pensará en todo caso que son asuntos menores dentro de un panorama auspicioso pero en realidad Lutero es un pelo en la cola en algo que ya venía muy a fondo desde fines del siglo XIII. La pre-Reformam en síntesis.
Recomiendo leer a Paolo Grossi y Francisco Carpintero desde la óptica filosófica-jurídica para entender estas transformaciones y la autodestrucción de la Cristiandad, justamente en la que parecía su época de mayor apogeo, siglos XIII-XV, pero en realidad era su otoño(Huizinga). Lo anterior no significa que no hubiera Cristiandad válida en esos siglos XIV-XVII, sino que permaneció por inercia de un período anterior, hasta que en el siglo XVIII se agota definitivamente incluso en España que entra de lleno y de plano en la modernidad con los Borbones.


domingo, 15 de septiembre de 2024

Oratores, bellatores y labratores

Una antigua teoría medieval si no me equivoco, postulaba que la sociedad se dividía en tres estamentos, los oratores, los bellatores y los labratores. Y estos estamentos responden a distintas vocaciones y tendencias del hombre, hay algunos entre los que me incluyo, que están llamados y tienen esa vocación especial de lo académico e intelectual, y se incluye obviamente en este segmento al clero y estamento religioso formal. Por definición, son oratores. Ellos guían o deben guiar la sociedad, en la concepción platónica, hacia la idea de Bien. El Derecho, la Filosofía, la Teología, el Arte, son clásicas disciplinas propias de los Oratores. Es la Universidad medieval clásica. Este segmento académico y religioso tiene serios deberes con la sociedad, de enseñarle y guiarla hacia la Verdad, proclamar y defender el Bien y la Justicia. Hay quienes desde pequeños hemos tenido una vocación intelectual, y es un don que Dios da y debemos desarrollarlo al máximo. De todos modos, en un orden natural debe primar el estamento de los Oratores y por eso su corrupción es lo más grave, corruptio optima pesima...Eso pasó en la Edad Media al final. 

Otros son los Bellatores, los guerreros, el estamento que incluye obviamente a los militares, caballeros y además todos aquellos que de una u otra manera están en la línea del frente de combate en cualquier cosa, no necesariamente algo militar. Yo no tengo nada pero nada que ver con este estamento, nunca he sido bueno en la actividad física y no me interesa serlo tampoco, es el alma irascible de Platón hecho estamento básicamente. Debe estar sometido al poder del clero y académicos, para defender causas justas y verdaderas, poner la espada al servicio de Dios y el bien común. Noble vocación que requiere mucha fuerza física y no menos disciplina. Cuando predomina el estamento militar sobre los Oratores, pasa a ser una sociedad demasiado belicosa y con un exceso de testosterona desordenada, es el matón, el violento, el rufián, el soldado brutal, ese fue un defecto de la antigua Prusia por ejemplo.  Igual es muy preferible al predominio del tercer estamento, de que ahora hablaré.

El último estamento, los Labratores, en la cosmovisión platónica el alma concupiscible, son los trabajadores y comerciantes, la mano de obra técnica y manual, la razón instrumental dedicada a obtener fines prácticos. Es la ciencia y tecnología, la ingeniería, la matemática aplicada. Nuevamente, tengo muy poco o casi nada de esta habilidad, soy muy poco práctico, especialmente en manualidades. Este estamento al estar más alejado de la idea de Bien, tiende a corromperse más fácilmente pero su corrupción es menos grave que la de los Oratores, porque en un recto orden natural no son los dirigentes de la sociedad. 

Y la sociedad contemporánea es tan horrenda porque este estamento, del que emanó la burguesía liberal, es el estamento rector. Es el predominio de la técnica que a Heidegger asustaba en sus consecuencias, la razón instrumental en su forma pura, orientada a fines prácticos y a menudo materiales. Los Labratores deben orientar sus destrezas y habilidades hacia fines que respeten la jerarquía del orden natural y cristiano, así fue durante la Edad Media, los artesanos y comerciantes agrupados en gremios produjeron obras de infinito valor espiritual como las mismas catedrales y hermosas ciudades medievales que permanecen por siglos. En la modernidad este estamento se ha transformado en la burguesía nefasta que ha dirigido todo el proceso de modernización y secularización. En su forma más cruda, el marxismo materialista, es el poder de los trabajadores y proletarios sin espíritu ni alma ni idea de Bien alguna.  El liberalismo burgués primero y luego el marxismo proletario, es el alma concupiscible destronando lo superior y por eso el marxismo puede ser tan brutal y el liberalismo tan corruptor.


Sobre la doctrina católica, la ley natural y los derechos humanos

Los derechos humanos no tienen nada que ver con el Derecho Natural Clásico, a lo más son una perversión total del mismo, pero actúan como un sucedáneo laico y secularizado de dicha idea que sobre el derecho positivo existe un "algo superior" que es normativo. El neoconstitucionalismo ha usado y abusado de dicha idea, pero en lugar de reconocer un derecho natural de raíz aristotélico-tomista, o incluso iusracionalista, solo ha contribuido a fortalecer el paradigma neo-positivista en torno a la Constitución, entendida ya no al modo Kelseniano como pirámide normativa sino como "norma fundamental sustancial" de la que emanan los principios del ordenamiento jurídico. Al final siempre es lo mismo, reducción de todo el Derecho a la Ley y la Facultad(derecho subjetivo de individuo). Individualismo y formalismo jurídico a fin de cuentas. 

Los juristas católicos que intentan compatibilizar los modernos derechos humanos nacidos del derecho natural racionalista y las Revoluciones liberales, y especialmente la carta de Naciones Unidas de 1948, son un círculo cuadrado que hace caso omiso de la contraposición de fundamentos básicos entre ambas concepciones. El Derecho Natural Clásico no establece un catálogo de derechos subjetivos sino un imperativo de ley moral natural que obliga a toda persona e institución, a lo más como proponía Vallet de Goytisolo, "principios ético-jurídicos" que se pueden cristalizar en leyes e incluso un catálogo de derechos fundamentales pero que se entienden como concreciones de la ley moral natural. Esa última postura me parece muy discutible pero quizás es práctica dado lo imposible de suprimir la técnica moderna del Derecho Subjetivo. 

De todos modos, los DDHH modernos siempre funcionan como una moral laica santurrona con la que Occidente impone su paradigma progresista sobre el resto del mundo y contra quienes no aceptan el modelo progresista de ser humano atomizado y "liberado". Por eso es tan pernicioso para la Iglesia sumarse al moderno discurso de los DDHH. 

Que en el pensamiento católico recto, no exista un concepto de derechos humanos moderno, NO significa que se menosprecie al ser humano. Más bien, se respeta mucho al ser humano en su justo orden divino y teologal. Porque los modernos derechos humanos suponen una antropología en que el ser humano es medida y razón de todas las cosas, y eso es inaceptable para un cristiano, es una idea luciferina que está ya en los sofistas griegos y luego pasa al Humanismo y la Ilustración. La ley moral natural exige un fuerte respeto a la dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, se manifiesta en los 10 mandamientos. 

Pero la idea de crear un paraíso terrenal sin maldad ni injusticia ni miseria, elemento clave de progresismo revolucionario, es un sinsentido que lleva a las peores tragedias como el comunismo o el actual globalismo. En este mundo, ni el catálogo más estricto de derechos humanos protectores de la persona va a impedir que el ser humano, que tiende a ser lobo para el hombre("tiende", no que "sea") actúe de modo inicuo e injusto contra el prójimo. Ni en los mejores tiempos de la Cristiandad medieval se pudo, menos con una sociedad tan secularizada. Mucho menos bajo utopías revolucionarias neo-gnósticas como Vogelin entendió.

Notas sobre el conservadurismo germano

 El pensamiento alemán de fines del siglo XIX y de entreguerras NO nazista sino "conservador"(en el mundo germánico, el conservadurismo no es liberal por regla general, sino filo tradicionalista), tan bien representado por Müller van der Bruck, Carl Schmitt, la facción católica de la Konservative Revolution, sectores del Zentrum, es clave para elaborar una propuesta de derecha iliberal para el siglo XXI. Vieron la crisis civilizatoria con una angustia y pesimismo incluso apocalípticos, la necesidad de un Katejon que detenga el caos y la anarquía de la Modernidad, la necesidad de una Europa fiel a su historia cristiana, una brillante crítica al capitalismo liberal moderno, nostalgia por los gremios medievales(retorno gremial), un concepto en algunos autores de un "socialismo de cátedra","socialismo conservador" muy interesante, un brillante sentido de moral aristocrática. 

Había incluso "socialismo de derecha" en esa Alemania. El corporativismo tuvo algunos de sus mejores desarrollos en alemán. Todo basado en los conceptos telúricos, de la tierra, el terruño, las raíces, el arraigo. Todo un mundo que se vino abajo en 1945, gracias al infame cabo psicopáta que echó abajo a la ruina a Alemania. Von Stauffenberg representó ese mundo de la nobleza militar alemana en oposición de derecha al Führer. La CDU de Adenauer tomó los elementos más aceptables para el dogma demoliberal impuesto por los aliados y rechazó los elementos más "reaccionarios" de dicho pensamiento.  

Pero el anti germanismo francófilo de algunos tradicionalistas jamás lo entenderé y mucho menos lo apoyaré. Alemania es mucho más que Lutero, reducir todo a Lutero es un error. Sí hay una Alemania protestante sumamente nefasta que se nutre de la herencia luterana pero hay mucho más que eso, incluso dentro de dicha Prusia luterana hay cosas que rescatar.

Notas sobre la usura

 Algunas de las objeciones que se han recibido contra la doctrina católica en materia de interés y usura, se resuelven acudiendo a la doctrina de los justos títulos extrínsecos al préstamo de dinero, títulos tales como el daño emergente y según algunos autores escolásticos, el lucro cesante próximo en ciertos casos. Pero otros títulos eran muy discutidos y generalmente rechazados como el peligro de la suerte(periculum sortis) o incluso la mora. No había unanimidad en la doctrina escolástica de los justos títulos pero lo más aceptado era el daño emergente y ciertos casos de lucro cesante en la neo escolástica española más bien. 

El problema es que en la economía contemporánea no estamos en una situación de transacciones e intercambios individuales sino muy masivos y casi automáticos, es el predominio absoluto de la técnica y una tiranía. No parece una solución razonable en lo posible, aplicar en toda su radicalidad la doctrina católica del interés ni siquiera con la atenuación de los justos títulos porque cuesta mucho saber si estamos en presencia o no de justos títulos. Por eso algunos autores afirman que en la economía contemporánea se presumen los justos títulos en general, salvo el interés excesivo, porque siempre habrán oportunidades de inversión y negocios, es decir, coste de oportunidad. 

La solución que propongo es limitar profundamente el mercado de capitales que no es sino un eufemismo para la especulación financiera más absoluta e injusta y volver en parte a la situación anterior al auge del mercado de capitales al amparo del desgraciado neoliberalismo de 1980. En ese capitalismo moderado el mercado de capitales estaba mucho más moderado y restringido, se distinguían bancos de inversión y bancos de consumo, y habían más restricciones a la usura que los malditos economistas de Chicago destruyeron porque "obstaculizaban el mercado". No es lo ideal pero se asemeja a la tolerancia que la Iglesia tuvo con la esclavitud en los primeros siglos de la Iglesia. Si ni siquiera en la plenitud de la Edad de la Fe se pudo desterrar del todo el mal de la usura, mucho menos ahora en una sociedad apóstata. La economía contemporánea está en tal grado de degeneración y perversidad, gracias a la absolutización que de ella hizo la generación de necios economistas de 1980-1990 y no se puede retomar un orden natural ideal en la economía de modo razonable sin causar más daño.

La solución del Derecho Romano tardío, compilado por Justiniano e influido por el cristianismo, consistió en limitar el cobro de intereses, en general en torno al 6%, pero sin anatocismo hasta donde tengo entendido, a diferencia del Chile actual. A veces he llegado a pensar que fue más práctica que la del Derecho Canónico, porque prohibía la usura a los cristianos pero los judíos se transformaron en un poder financiero absoluto y con las consecuencias negativas que de eso se siguió. Aparte que la propia Iglesia ya renacentista estaba demasiado cercana a banqueros como los Medici, que no tengo idea como podían exculparse del pecado de usura ante Dios.

Sobre la derecha española, el corporativismo y el franquismo

La derecha española entre 1898-1936 y en especial durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera y la II República, la CEDA, Acción Española, etc., tenían y tienen un interesantísimo contenido doctrinal que merece más atención por parte del tradicionalismo y nos pueden ofrecer pistas interesantes para la situación de hoy. Eduardo Aunós como ministro del Trabajo de Primo de Rivera hizo un brillante trabajo para un régimen corporativo, mucho mejor que lo diseñado por  Franco y su influencia tan estatista falangista posteriormente. Se le ha olvidado injustamente pero fue brillante y muy real su proyecto corporativista, influido por el catolicismo social, el tradicionalismo, el regeneracionismo y el krausismo.

Por su parte, en cuanto a la CEDA, a veces se le crítica demasiado duramente por parte del tradicionalismo pero su ideario era muy decente, católico, corporativista, antiliberal incluso, aunque aceptaba la legalidad republicana como un mal menor y desde allí pretendía restaurar el derecho público cristiano en todo lo que fuera posible. Esa opción era lícita y no merece ser descalificada sin más. El contexto cambió en 1936 con la radicalización de la izquierda y el Frente Popular y allí la alternativa de un Alzamiento contra la II República se volvió muy real y necesaria, ante los gravísimos atropellos rojos del Frente Popular y la sovietización de España. Acción Española por su parte hizo un BRILLANTE trabajo doctrinal de elaboración de un tradicionalismo actualizado, con influencias carlistas y alfonsinas tradicionalistas, profundamente antiliberal y corporativista, para una España católica fuerte, unida y con justicia social. Que estupidez la de hoy de imitar toda la tontería anglofila liberal conservadora o libertaria teniendo tanta riqueza en la derecha española histórica. Era una derecha comprometida con la justicia social, la lucha contra el capitalismo liberal, la usura, en defensa de la primacía de la religión católica, el principio de autoridad, el orden, la Tradición. Nada que ver con la porquería liberal americanizada. Es muy frustrante estudiar como el franquismo perdió tantas oportunidades históricas para establecer una verdadera democracia orgánica corporativa. Había una mezcla extraña de tendencias tradicionalistas, falangistas fascistizadas y hasta cierta democracia cristiana. No es que el corporativismo fuera inexistente en la España franquista, sino que estaba supeditado al Estado, era un corporativismo más bien de Estado y fuertemente limitado por la organización sindical vertical falangista y el principio autocrático de Franco. La tríada "familia, municipio y sindicato" además es errada, omite las Regiones y los Fueros y es en extremo centralista. 

Pero sí hubo en teoría representación orgánica en las Cortes, aunque SIN mandato imperativo propio del régimen corporativo y con una sobre representación del poder sindical falangista, controlado por el mismo Estado. Y así se llegó al triste epílogo de Franco, la traición de Juan Carlos y la Constitución de 1978. El corporativismo a diferencia de Portugal no tenía enraizamiento orgánico sino que era un híbrido extraño nunca terminado del todo de desarrollar. 

Los años 40 fueron una década perdida en todo sentido, puro estatismo cuasi totalitario, fascistizado total, muy ajeno al corporativismo tradicional. Pienso que se necesita Estado en la modernidad pero no un Estado al modo de los falangistas sino un Estado corporativo real, con organicismo social que limite el poder absoluto del Estado. Al franquismo se le pueden criticar muchas cosas pero es injusto criticarlo por los avances sociales y la protección social que ya uno quisiera en esta era, que permitía mantener familias católicas con dignidad. Habría sido mejor que fuera más corporativo que estatista sin dudas. Los mayores logros del franquismo fueron la protección social y aplicación de la doctrina social de la Iglesia. Había representación orgánica pero mediada por el principio autocrático de Estado. En cambio en lo ideológico político fue un fiasco, sin contenido doctrinal serio. 

Pero acusar que atacaba la subsidiariedad me parece una crítica incluso filo liberal al franquismo, acá en Chile se ha abusado de la subsidiariedad para defender políticas económicas y sociales ultra liberales. Sí entiendo la sociedad orgánica y todo eso pero era inviable en 1960. Guste o no las sociedades modernas son de masas ; aplicar un corporativismo puro de sociedad sin Estado es inviable por eso las fórmulas mixtas de corporativismo entre Estado y sociedad o de neocorporatismo son más exitosas para aplicar la idea de sociedad orgánica en el siglo XX. Pudo ser mejor el corporativismo y organicismo franquista, sin duda, con menos burocracia y peso del Estado, con representación orgánica más pura y competencias de los cuerpos intermedios, con un régimen foral quizás, incluso. Pero replicar el modelo puro de organicismo, inviable. Y entre la inexistencia de servicios sociales y protección social y laboral y la existencia de estos, siempre es preferible que existan y que la economía sea mixta como lo fue en el franquismo. E igual se requerirá Estado, no se puede soslayar el problema del Estado en la modernidad, es necesario, incluso inevitable en el realismo político. 

Pretender restaurar todo el orden pre moderno es imposible en una sociedad de masas. La derecha española ya del tardofranquismo, cometió un gigantesco suicidio. En los años 40, 50 e incluso 60 tenía una altísima densidad intelectual, para que decir de la derecha de la era de la II República con Acción Española, eso era verdadera "Batalla cultural", no la tontera libertaria de hoy. Eran maestros de doctrinas tradicionalistas y conservadoras "no liberales", organicismo social corporativista, principio de autoridad y orden, libertad cristiana, justicia social, ideas monárquicas, etc. Pero la tecnocracia y el europeísmo hicieron lo suyo y la derecha española se volvió una mierda de derechita economicista tecnocrática post franquista reflejada por Fraga y Alianza Popular, sin ningún contenido real, puro conservadurismo liberal burgués, en extremo americanista y atlantista. Y dejaron atrás, en el olvido a legiones de pensadores brillantes del corporativismo y la Monarquía católica, no solo carlistas(aunque fueron los más brillantes). Bibliotecas enteras de estos temas se escribieron durante el franquismo y todo quedó en nada, olvidado y dejado de lado por la escoria de Juan Carlos de Borbón, Fraga y los traicioneros tardofranquistas que hicieron la Transición. 

En materia de corporativismo económico, las experiencias corporativas del siglo XX tendieron a ser más pro Estado, lo que no considero intrínsecamente malo pero sí que puede tener ciertos problemas. En efecto, la España franquista de los años 40, el primer franquismo, fue en exceso estatista, demasiado, por influencia falangista, incluso "fascistizada", no fascista pero sí fascistizada, y se aplicó un riguroso corporativismo de Estado sin auténtica representación orgánica, sino mediante el sindicato vertical. No funcionó por el exceso de estatismo y burocracia. Fueron años muy duros, además hubo un bloqueo terrible de los vencedores de 1945 y las consecuencias de la guerra civil que destruyeron la economía. Pero ya en los 50 y más en los 60(muy exitosos en lo económico), se abrió levemente la economía, sin dejar lo sustancial del proteccionismo y un semi corporativismo de Estado mediante el sindicato vertical, ya no tan corporativo pero sí muy eficaz. Se aplicó muy bien la doctrina social de la Iglesia y se hicieron cosas magníficas en lo social y económico, demostrando la viabilidad de una alternativa social católica. 

En Portugal en cambio, el corporativismo fue más real y menos estatista pero igual en la dirección económica el Estado jugó un papel muy importante en los años 30 y 40 y no fue tan beneficioso ese punto para el crecimiento económico pero sí dio estabilidad y orden. Sin dejar el corporativismo, en los 50 y 60 se abrió levemente la economía y los resultados fueron muy buenos, muy buenos, similares a lo sucedido en España, con importantes políticas de inspiración social cristiana. 

Eso demuestra que el corporativismo tan estatista no funciona bien pero sin dejar un corporativismo incluso sustentado en el Estado, se puede alcanzar un óptimo resultado abriendo moderada y prudentemente la economía, en lugar de la autarquía pura, una prudente apertura al mercado sin dejar la protección social y la dirección estatal económica en lo general. Ese resultado es el óptimo para el corporativismo social y económico. 

El corporativismo no tiene como fin primario ser un país en extremo rico ni acelerar el comercio, sino PROTEGER FORMAS DE VIDA TRADICIONALES Y ORGÁNICAS DE LA COMUNIDAD, es proteger la sociedad de la vorágine capitalista liberal, algo que ningún liberal entenderá y desarrollar prudentemente la economía sin que esta termine fagocitando a la sociedad. Pero eso para los liberales es "ineficiencia". En Austria en cambio el corporativismo duró muy poco por la invasión hitleriana para tener resultados concretos determinables, lo mismo en la Francia de Vichy, que apenas tuvo aplicación práctica y quedó todo dependiente de la ocupación alemana. 

En la Italia fascista el corporativismo de Estado, completamente estatista, tuvo sus éxitos pero dudo que se hubiera proyectado demasiado más, la guerra los hizo fracasar, era un corporativismo básicamente usado como medio de planificación económica estatal y no de auto regulación de la economía por los interesados, porque los órganos corporativos todos eran sucursales del Estado. Pero no se puede decir que haya sido un fracaso la experiencia corporativa italiana incluso fascista.

En la Alemania hitleriana el "corporativismo" sí que era una fachada del más craso estatismo totalitario, y las políticas económicas tuvieron éxitos en acabar con la crisis y el desempleo en tiempo record, promover un masivo rearme y campaña bélica y en parte en luchar contra la usura pero todo a costa de un masivo totalitarismo insano y nada cristiano. 

Otras políticas semi corporativas han sido exitosas como en la Alemania de Adenauer mediante la cogestión y representación sindical mixta, algo que en Chile llamarían "socialismo"los Kaiser y cia, o en la Francia de De Gaulle con cierta descentralización y políticas económicas mixtas negociadas con sindicatos, incluso en Suecia políticas parecidas se aplicaron, a esto se le denomina "Neo corporativismo" o "Neo corporatism", que no deja de tener interés para el presente. Es una economía mixta, altamente sindicalizada, con intervención económica del Estado y mesas tripartitas de negociación entre los propietarios, los trabajadores sindicalizados y el Estado. 

Quizás hoy no es viable un régimen corporativo como lo era hace 100 años atrás, pero sí son viables formas de neo corporativismo o neo corporatismo como algunos lo llaman, y esas políticas y formas de organización social deben ser estudiadas seriamente. Consejos Económicos y Sociales son una buena forma de avanzar hacia un neo corporativismo, con representación orgánica y funciones consultivas, participando de grandes acuerdos y negociaciones político-sociales. De alguna manera en países europeos como Suecia o Alemania hay algo de eso aún, pero debilitado tras el neoliberalismo de los 90 y 2000 y el progresismo postmoderno y la ideología de la "sociedad civil" progre que disuelve toda identidad en conflictos y fragmentación. 

El tradicionalismo como alternativa metapolítica debe estudiar esto. Si bien el tradicionalismo político (especialmente el carlismo español), es la más perfecta y hermosa fórmula doctrinal de los tiempos modernos, y la más acorde al catolicismo político, no es la única legítima para un católico, cierta democracia cristiana conservadora(y autoritaria) o el conservadurismo social cristiano, incluso el nacionalismo católico, pueden ser válidos. Nunca lo será la fórmula católica liberal, sea en su versión francesa "iluminista" o la versión más difundida hoy en la "Nueva Derecha", la del catolicismo whig anglosajón, "libertario", porque las premisas del liberalismo suponen la negación de todos y cada uno de los principios jurídico políticos, antropológicos y filosóficos del catolicismo. 

En todo caso, y esto es lo central de mi mensaje, la validez de las formas políticas es meramente contingente, accidental y sobre todo prudencial. Pensar en unas formas políticas ideales aplicables en todo tiempo y lugar es una desviación bastante común en el carlismo y eso es ideología, ideologizar algo que es contingente y prudencial ,transformado en universal y necesario. Olvidan la naturaleza del razonamiento práctico según lo enseñado por Santo Tomás y caemos en la modernidad y sus ideologías, es la misma forma de pensar que tienen los juristas y filósofos del derecho natural racionalista, y absolutizan lo que puede ser muy bueno en principio, pero bajo cierto contexto, olvidando que la política es ante todo el arte de lo posible dirigido en torno al bien común y haciendo de la política el arte de lo imposible y aun utópico. El bien común se resiente de las utopías, por más tradicionalista que sea y acorde al orden natural, no es la razón especulativa la que opera en la política, sino la razón práctica.

Normalmente lo que funciona es un cierto eclecticismo como el de Oliveira Salazar, Franco o Dollfuss. Las fórmulas ideales no existen en la realidad concreta, porque es mudable y contingente. El carlismo lamentablemente no quiere entender esto y se encierra demasiado, el caso más típico fue la obstinada oposición a colaborar con Franco en lo que era legítimo incluso. La actitud que debemos celebrar es la del Conde de Rodezno o Víctor Pradera más que la de Fal Conde. La aplicación rígida y muy dogmática de principios políticos y doctrinales es al final ideología. El tan denostado "accidentalismo" al final es la correcta y certera comprensión de lo político como arte dirigido al bien común utilizando los medios posibles. Esa es la razón por la cual soy tan pro Rusia y Putin, porque comprendí que es el mayor bien posible en la actualidad dado que no hay posibilidad alguna de restauraciones monárquicas tradicionalistas en Occidente y sin que Putin mismo sea un tradicionalista(no lo es)sino un conservador iliberal, autoritario, ruso clásico. 

Es preferible el bien posible al bien perfecto, la naturaleza prudencial de lo político transforma al bien perfecto cuando se intenta su rígida aplicación incluso en un mal. Eso habría pasado de aplicar rígidamente el corporativismo puro propuesto por el carlismo y al tratar de desmantelar el Estado para restaurar la comunidad política natural. Pudo ser mejor y mucho mejor la aplicación de las ideas corporativas por Franco, sin duda, que hubieron errores y excesos estatistas, no lo niego, pero de ahí a condenar hasta la Seguridad Social por invocar el "principio de subsidiariedad" me parece ideológico y utópico, no comprenden que la sociedad de masas llegó para quedarse y el Estado fuerte es la defensa contra los abusos del capitalismo. El Estado de bienestar no es el ideal cristiano, el ideal cristiano es el Estado corporativo cristiano, el solidarismo cristiano, el comunitarismo cristiano. 

Pero creo que ante la imposibilidad de aplicar íntegramente el catolicismo político, es legítimo defenderlo como bien posible. Después de todo, he llegado a la conclusión de que el posibilismo es la única forma prudente de promover la filosofía política para un tradicionalista que no quiera ser pieza de museo, como es mi caso. El Estado Social o de bienestar presupone una filosofía ajena a la doctrina católica y en algunos puntos hasta contradictoria, pero menos grave y radical su ruptura que el Estado liberal o neoliberal tipo Thatcher, Reagan ,Friedman, Hayek etc. Esa filosofía individualista y radicalmente nominalista, brutalmente capitalista ,es la más absoluta destrucción de la sociedad no solo cristiana sino mínimamente humana y decente. Es mucho más destructivo para la vida social, el ideal neoliberal de Thatcher que el Estado intervencionista de Francia o Alemania hacia 1970, porque el neoliberalismo presupone el atomismo social absoluto. 

El Estado Social presupone un comunitarismo forzado artificial pero de todos modos, reconoce la existencia de lo comunitario, mientras que los neoliberales la niegan de plano y lo reducen a la mera conciencia subjetiva. De ahí que el neoliberalismo sea el mejor terreno propicio para fomentar todas las porquerías de la sociedad contemporánea, el progresismo, etc. El Estado de bienestar puede y debe ser encauzado hacia una filosofía conservadora y cristiana, corregido de sus excesos intervencionistas y defendido frente a los neoliberales. Referentes aquí son Franco, Salazar, De Gaulle, Adenauer, los blue labour y los red tories, los demócratas conservadores de la era Roosevelt, y hoy en día, con matices, Orban, Putin y Duda. Finalmente, y en síntesis, un Estado de bienestar que respete la subsidiariedad es el ideal corregido del Estado social, porque tampoco es sano un Estado en extremo invasivo de toda la sociedad.


Que defiendo y a que me opongo

 ¿Qué defiendo, que promuevo? En primer lugar, el catolicismo político y su tradición filosófica clásica, aristotélica-tomista, lo demás son consecuencias. Pero no soy tradicionalista duro, soy posibilista entendiendo a la política como praxis prudencial del bien común. Eso implica, aceptar la realidad de la apostasía de las naciones cristianas y ver como y donde se puede trabajar para el objetivo del bien común y la defensa de un mínimo de civilización cristiana. En ese sentido soy "katehonico", busco "el que detiene al Anticristo". Por eso soy pro Rusia, aparte de mi interés en la cultura e historia rusa, veo en Rusia no un paraíso(está lleno de graves defectos) sino un muro de contención político ante el Occidente Anticristo de hoy, no habría Trump ni Orban ni Le Pen sin Putin. Sin embargo, soy católico(y admiro y aprecio mucho al Oriente ortodoxo) e hispano, no ruso, y por eso promuevo y defiendo una visión clásica y cristiana de la sociedad. Rusia es Rusia y Occidente(cristiano, no el liberal moderno) es diferente. Y así, aunque suena a ideal inalcanzable hoy en Occidente, defiendo la idea de monarquía católica tradicional, o el republicanismo clásico cristiano.  Principios como el bien común, la subsidiariedad(y solidaridad/totalidad), la familia, los cuerpos intermedios. El corporativismo de raíz católica, el equilibrio entre autoridad y libertad, el orden como principio metafísico, la concepción clásica (y función social) de la propiedad privada por oposición a Locke y al capitalismo, una economía católica de raíz. Defiendo especialmente un Estado de bienestar moderado compatible con la subsidiariedad, y me opongo radicalmente al modelo neoliberal, liberal clásico o libertario, por oposición profunda al liberalismo en todas sus formas.

Defiendo la protección laboral y social fuerte, para proteger la familia cristiana y digna, inspirado en la doctrina social de la Iglesia, que digan lo que digan los Novak y otros yankis neocon, es anti-capitalista o al menos a-capitalista. Especialmente defiendo el arraigo e identidad patria y local frente al cosmopolitismo liberal, mundialista, la Tradición en su buen sentido. El capitalismo postmoderno arrasa de modo muy eficaz esos valores, es profundamente inicuo y revolucionario, subversivo. Defiendo o prefiero al menos gobiernos fuertes, no necesariamente autoritarios pero en ningún caso tengo como ideal la democracia liberal, sino formas orgánicas y corporativas de democracia, compatibles con un estadista fuerte, que garantice el orden y autoridad firme. Me opongo profundamente al capitalismo neoliberal porque considero que es el más poderoso elemento que favorece la secularización jamás creado, y en conjunto al progresismo post-1968, es una bomba atómica para una sociedad mínimamente conservadora. En síntesis, defiendo el catolicismo político, la filosofía clásica, un gobierno fuerte, basado en principios como bien común, subsidiariedad, solidaridad, cuerpos intermedios, familia, economía mixta inspirada en la DSI, corporativismo, valores tradicionales y justicia social.

Y ahora, a que me opongo. Mi enemigo principal es el liberalismo(político, económico, social, cultural) en todas sus formas en cuanto es la quintaesencia de la modernidad y las ideas de la Revolución. Especialmente me opongo al liberalismo anglosajón, que considero el más pernicioso de todos los modelos políticos posibles en sus efectos corruptores y destructivos para una sociedad tradicional o conservadora al menos, en todo caso, para la sociedad cristiana. Me opongo al totalitarismo, nazi-fascista o comunista, si bien considero que es terrible, brutal, muy criminal y perverso, no es tan eficaz como el liberalismo anglosajón para destruir una sociedad cristiana, sí es un arma muy maligna y ningún católico puede ser totalitario jamás.  El liberalismo francés en cambio, al ser más estatista e igualitarista, conserva algo de unidad metafísica del Estado y es menos disolvente que Locke y Smith, además de ser más superficial y vulgar. Me opongo completamente al progresismo de la izquierda(y derecha) liberal, por razones evidentes. Respeto, sin compartir sus premisas, a las izquierdas patrióticos y "conservadoras"(Diego Fusaro ,Santiago Armesilla), pero de todos modos guardo cierta distancia. La izquierda por definición al final es progresismo. Rescato bastantes elementos de Dugin, como su crítica brillante al liberalismo occidental o su geopolítica, su defensa de la Rusia ortodoxa tradicional, pero me repugna su metafísica del caos gnóstica.

Me opongo radicalmente al paleolibertarianismo y en general a todo libertarianismo, por considerar que es una ideología calvinista y la quintaesencia de la modernidad anglosajona, además de promover injusticias terribles. Nada de cristiano hay alí. No simpatizo con el fascismo, de ninguna manera(aunque lo prefiero ante el liberalismo clásico), es una ideología revolucionaria moderna, y mucho menos con el nazismo, lo detesto a muerte por sus crímenes abyectos y por acelerar la destrucción del Occidente tradicional cristiano con sus locuras.

Notas contra las "Cinco rupturas" de Elías de Tejada

Estudiando el Dominium en la neoescolástica española he descubierto problemas grandísimos por influencia del nominalismo y voluntarismo prec...