domingo, 15 de septiembre de 2024

Tradicionalismo existencial y tradicionalismo esencialista

Creo que una de las grandes diferencias que tengo con muchos "tradis" católicos es que ellos consideran la Tradición de un modo esencialista, es decir, siempre lo mismo y del mismo modo, sin ninguna influencia de la historia y las contingencias históricas, es decir, totalmente ahistórico, como una  Tradición inmutable en que las cenizas terminan por esconder el fuego sagrado. 

La forma que tengo de entender la Tradición, es más bien existencialista, primando el principio de la existencia concreta y no una esencia abstracta, manteniendo claramente el compuesto esencia-existencia pero limitado por las contingencias históricas en parte y en parte, trascendiendo a la historia, lo que lleva a aplicar por analogía las formas de Tradición. Por eso me río del carlismo, porque considero que es una broma repetir e implantar de la noche a al mañana la monarquía Hispánica que tomó 10 siglos en formarse, y rechazar todo lo demás como "liberal" aunque sea el más fuerte antiliberalismo. Y peor, defender en lugar del fuego sagrado, a las cenizas ya contaminadas de liberalismo, como la mayoría de los Borbones, Carlos III a la cabeza, un liberal francés más bien. 

Esa forma de entender la Tradición, como esencialismo y no como existencia concreta, que participa de una unidad metahistórica y no es el pasado sino una meta-historia, lleva a muchos absurdos, rigideces moralistas y puritanas y tonterías que he criticado tantas veces sobre los "tradis". La Tradición es el fuego y no las cenizas, todos lo repiten pero muy pocos lo entienden. 

Lamentablemente, el esencialismo estuvo muy fuerte en muchos pensadores católicos a partir de la Contrarreforma de Trento y era la moneda común en la inmensa mayoría de manuales neotomistas de fines del siglo XIX y comienzos del XX. Por lo que la forma mentis esencialista es muy típica en los tradis católicos, no así la forma mentis existencialista. Pero hay pensadores católicos de esa mentalidad, como Mario Góngora en Chile, el mismo Tolkien, el padre Castellani, etc.  Y muy especialmente, José Antonio Primo de Rivera, quien representa en grandísima medida lo que defiendo.

Mi pugna con los "tradis" es de fondo, metafísica. Todo lo demás, las grandes polémicas que he tenido con ellos, desde las pugnas por las "familias numerosas", el "Billings", los manuales neotomistas, la forma absurda y antihumana que tienen de entender la sexualidad, hasta las utopías carlistas, parten de ahí. Hay que desterrar el esencialismo del pensamiento tradicionalista.

Porque, tras años de estudio, formación, aprendizaje, experiencias personales, conocimiento desde dentro del "mundo tradicional", he llegado a comprender a la Tradición de modo "existencial" y no "esencialista". Pero eso requiere ir más allá de lo que normalmente en el mundo católico se ofrece como "Tradición", a veces es peligroso, pero en el peligro está la verdadera Filosofía, en el abismo se llega a comprender las cosas en su integridad radical y plantearse las preguntas de fondo. Eso es ser radical. No repetir tonteras o cruzadas virtuales en redes sociales, como hacen muchos tradis. Repetir lo mismo de siempre es una mala forma de entender la Tradición de modo esencialista, al final se degrada y se vuelve estéril, incapaz de producir algo sólido, o ideología como pasa con muchos carlistas o peor, una abstracción racionalista como pasa con casi todo el neotomismo.

Invito a todos a estudiar fuera de los autores tradicionalistas "canónicos" o "estándar" para plantearse preguntas serias y reales, existenciales, vitales. Es muy saludable leer y estudiar lo que autores muy ajenos a nuestra cosmovisión defienden. Lo que no se hace por el tradicionalismo católico estándar, porque es una lectura simplista de la realidad. Y se transforma fácil en ideología "catolicista", clerical e integrista. Tengo varios amigos que están en la misma postura que tengo actualmente y de ellos he aprendido mucho. No se trata de una pretensión de "originalidad" moderna, sino de recuperar algo perdido mucho más primordial y tradicional que el tradicionalismo "estándar". 

Por eso me gusta la palabra primordial, perenne, arcano, eso es lo que defiendo, ir a la raíz misma de las cosas, el sentido sagrado, mítico de la existencia, el Misterio, nada de eso hay en el carlismo o la FSSPX. Recuperar una visión primordial de la Tradición.  Esa visión permitió el organismo espiritual de la Cristiandad medieval, no la ideología esencialista. Es el re-encantamiento del mundo, dando vuelta la terminología de Max Weber. Y esto no lo comprende el tradicionalista esencialista, es más, lo combate. 

En el tradicionalismo existencial, hay lugar para el cambio pero es accidental, manteniendo una sustancia perenne por los siglos. Es analogía del Ser. En cambio, en el tradicionalismo esencialista pueden adherir a esto pero no lo entienden realmente, es univocista, siempre lo mismo, semper idem, dicen. Hay una pobre relación con la historia, es ahistórico más bien. No es que se niegue la dimensión trascendente a la historia, sino que reconociendo, se le da importancia a la existencia concreta, en un lugar y tiempo determinado, y desde allí trascender al tiempo y moverse hacia el Ser.  

Pero esta concepción está dispersa en infinidad de fuentes, no es posible sistematizarla y hacerlo sería mutilarla, es algo vital. A menudo es más intuida que teorizada. Eso pasa con Mario Góngora, quien en toda su obra tiene dispersas estas ideas. 

Lo que publico acá, es una invitación a reflexionar, no a que todos estén de acuerdo conmigo, que es absurdo, y sí, el tradicionalismo esencialista debe ser cuestionado porque es dañino y estéril.

Y con respecto al carlismo, un ejemplo paradigmático de esencialismo en la actualidad, considero que fue en el siglo XIX y quizás comienzos del XX, a lo más hasta 1936, una altísima manifestación del genio hispánico pero después perdió todo sentido y se volvió cada vez más abstracto y menos vital y existencial. Hoy, ya es nada y está derrotado. Pretender revivir un movimiento derrotado en la tercera guerra carlista a mediados del siglo XIX incluso, es un completo contrasentido. Por eso se necesitan nuevas experiencias de Tradición y tradicionalismo y no repetir "siempre lo mismo" como les encanta decir a muchos. Necesitamos un proceso de renovación intelectual del tradicionalismo que no se ha hecho. Y guste o no, quien más ha avanzado en este proceso, es el polémico filósofo ruso, Alexander Dugin. Que muchos de sus planteamientos sean muy cuestionables o derechamente peligrosos, no significa que no tenga muchísimo (lo más) de valioso y de grandísimo aporte. 

Porque repetir el neotomismo, repetir el carlismo ya derrotado hacia 1870, es perder el tiempo y totalmente fútil. Se necesita una nueva síntesis del pensamiento tradicionalista, una revisión crítica, un planteamiento epistemológico y teológico completo, etc. El carlismo no lo da. Al contrario, vive de recuerdos pasados y glorias antiguas, y peca de esencialista. Y no propongo la tontera accidentalista malentendida del "mal menor", sino una metapolítica espiritual y teológico-política para la Civitas Christiana pero de nuestro tiempo, no de 1850.

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